No es secreto que si hay una ONG con que particularmente casi nunca estoy de acuerdo en el manejo de sus campañas, PETA gana y por mucho. No es precisamente por la calidad creativa de sus piezas, sino por la "agresividad" que caracteriza a sus campañas:
Por supuesto, no estoy en contra de la causa, sino de cómo se comunica. Además del famoso "gancho al hígado" que la mayoría de estas organizaciones busca, algunos con muy buenos modales y otros que de plano se "vuelan la barda", roba un código religioso con ciertas justificaciones: Impactar a la audiencia y generar viralidad.
No sería la primera vez que una pieza sea censurada antes de publicarse, ni mucho menos la primera pieza en difundirse gratuitamente en medios masivos o por medio de la audiencia, gracias a la polémica desencadenada. Por ahí, hay un caso mexicano de una campaña que no tenía los suficientes recursos para comprar espacios publicitarios y, ¡adivinaron!, apostaron a este tipo de agresividad para iniciar la difusión.
Podemos criticar el uso del código, pero otro punto a favor se encuentra en el perfil del público objetivo de esta organización.
El copy dice "Antes de morir, él fue atravesado, humillado, quemado, abusado y agonizó durante horas. Podemos cambiar esta historia si actuamos a tiempo. Piensa antes de comer pollo." La agencia responsable es Unitas / ADV, Chile.
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