La Actualidad del Marketing y la Publicidad

Carlos Rafo, el publicista

viernes, 5 de octubre de 2007

Encima de esos dos tobillos paquidérmicos, se erige una portentosa maquina de hacer publicidad. Su voluminosidad se equipara a la peligrosidad de su mensaje. Es capaz de transformar heces en un plato gourmet, de vender crímenes contra los derechos humanos como parte del éxito de la lucha contrasubversiva. Tal como el ejército francés acuñó la palabra pacificación, que significaba arrasar poblados enteros hasta atrapar a los líderes de la guerrilla argelina, Carlos Raffo ha dedicado su carrera a darle un sentido alegórico a las palabras fúnebres. Ningún publicista es tan perverso como Raffo, porque, en defensa de la sana mecánica de conectar productos con consumidores, Raffo tergiversa la verdad a través de su retorcido concepto de éxito. Para Carlos Raffo, las carreteras son más importantes que las vidas humanas.
Su cara posee una forma peligrosamente caricaturesca. Está hinchada por donde se le mire, como si la pus almacenada no encontrara el camino correcto para drenar al resto de su incongruente morfología. Lleva unas ojeras tan profundas y tan oscuras, que podría almacenar un cajón lleno de franela y brillo para nunca dejar de lustrar aquel régimen que trajo la debacle política de los partidos, el golpe de Estado, los escuadrones de la muerte, las interceptaciones telefónicas, y todos aquellos sucesos que tomaron forma de un expediente judicial en contra del último samurai del imperio del Sol Naciente. Raffo no es un publicista. Raffo es un reciclador: hace de la basura un producto comestible.
El Comercio 21-09-07

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